domingo, 9 de enero de 2011

3er Capítulo de Awakened en español!

Sacado de Dark Patience...
Zoey
Traducido por Glad


P
or enésima vez pensé en lo asombroso que era el cuarto del trono de Sgiach. Ella era una antigua reina vampiro, la ‘Gran Tomadora de Cabezas’, súper poderosa y rodeada por sus Guerreros personales conocidos como Guardianes. ¡Demonios!, aquello me recordaba a el día que ella abordo al Alto Concejo de Vampiros y gano, pero su castillo no era una versión de sucia plomería externa y medieval para acampar (burda). El castillo de Sgiach era una fortaleza, pero también era—como se dice aquí en Escocia—un lujoso castillo. Maldije ante la vista que cualquiera de las ventanas daba,  algunas  hacia el mar, y otras especialmente a su sala del trono, era tan increíble que parecía estar en la TV HD[1] y no enfrente de mí, en la vida real.

“Es hermoso aquí”. Ok, hablaba conmigo misma—especialmente después de haber estado, bueno, un poco loca en el Otro Mundo—posiblemente no era una buena idea. Suspiré y me encogí de hombros. “Lo que sea. Sin Nala aquí, Stark pasando la mayor parte del tiempo fuera, Afrodita haciendo cosas que preferiría no imaginarme con Darius, y Sgiach haciendo algo mágico o pateando traseros en el entrenamiento del tipo súper-héroe con Seoras, hablar conmigo misma parece la única opción”.

“Simplemente estaba revisando mi correo electrónico—nada de magia ni patear traseros”.

Supongo que debí de haber saltado por el susto. Quiero decir, aparentemente la reina se había materializado del aire junto a mí, pero creo que el haber tenido el alma destrozada y haber estado loca en el Otro Mundo me había dado una espeluznante y muy alta tolerancia. Además, yo sentía una extraña unión con esta reina vampiro. Sí, ella era impresionante y tenía unos  alocados poderes y demás, pero en las semanas posteriores desde que Stark me hizo regresar, ella había sido un apoyo para mí. Mientras Afrodita y Daríus jugaban a los vulgares besos-en-la-cara y caminaban de la mano en la playa, y mientras Stark dormía, dormía y dormía, Sgiach y yo nos la pasábamos juntas. A veces hablando—a veces no. Ella era—yo había decidido hace unos días atrás—una extraordinaria mujer, vampiro o no, que jamás había conocido.

“Estás bromeando, ¿verdad? Eres una antigua reina guerrera que vive en un castillo en medio de una isla donde nadie puede entrar sin tu consentimiento, ¿y aun así, estas revisando tu correo electrónico? Suena como algo mágico para mí”.

Sgiach se rió. “La ciencia a menudo se siente más misteriosa que la magia, o por lo menos yo siempre he pensado de esa manera. Lo que me recuerda— he estado considerando lo extraño que es que la luz del día le afecte a tu Guardián con tal severidad debilitante”.

“No es sólo por Stark. Quiero decir, ha sido peor recientemente porque, bueno, él esta herido”. Hice una pausa, tropezando con las palabras y no quería admitir lo duro que era para mí ver a mi Guerrero y a mi Guardián tan obviamente en mal estado. “Esto realmente no es normal para él. Usualmente puede permanecer consciente durante el día, aun cuando no puede soportar la luz solar directamente. Todos los vampiros rojos y novatos son iguales respecto a eso. El sol los pone fuera de combate”.

“Bueno, joven reina, podría ser una clara desventaja que tu Guardián sea incapaz de protegerle durante las horas diurnas”.

Me encogí de hombros, a pesar de que sus palabras enviaron un escalofrió de lo que podría ser una premonición por mi columna vertebral. “Si, bueno, recientemente he aprendido a cuidarme por mi misma. Creo que puedo manejar un par de horas por mi cuenta”, dije con una agudeza que me asombró incluso a mi.

La mirada verde-ámbar de Sgiach me atrapó. “No permitas que eso te endurezca”.

“¿Eso?”

“La oscuridad y la lucha en contra de ella”.

“¿No tengo que ser fuerte para pelear?” Y recordé como ensarte a Kalona por encima de la pared del Otro Mundo con su propia lanza, y mi estómago se presiono con fuerza.

Ella negó con la cabeza y la luz del día desvaneciente brillo sobre su plateado pelo, haciéndole refulgir como la canela y el oro mezclados entre si. “No, tienes que ser fuerte. Debes de ser sabia. Debes de conocerte a ti misma y confiar sólo en aquellos que son dignos. Si permites que la lucha contra la Oscuridad te endurezca, perderás la perspectiva”.

Aparté la mirada, mirando hacia afuera, hacia las aguas azul grisáceas que rodeaban la Isla de Skye. El sol estaba poniéndose en el océano, reflejando delicados colores rosas y corales a través del cielo oscuro. Era bello y tranquilo y parecía completamente normal. Estando parada aquí me era difícil imaginar que alrededor del mundo, allí afuera, estaban la maldad, la Oscuridad y la muerte.

Pero la Oscuridad estaba allí afuera, probablemente multiplicándose tropecientos veces más. Kalona no me había matado, y eso en verdad, en verdad iba a molestar a Neferet.

El solo pensar en lo que eso significaba, iba a tener que lidiar con ella y Kalona y toda la horrible mierda-de-toro que estaba de parte de ellos, eso me hizo sentirme increíblemente cansada.

Me aleje de la ventana, enderecé mis  hombros, y afronté a Sgiach. “¿Qué pasaría si ya no quiero pelear más? ¿Qué ocurriría si solo quiero quedarme aquí, al menos por un rato? Stark no es el mismo. Necesita descansar y mejorarse. Ya he enviado ese mensaje al Alto Consejo sobre Kalona. Saben que asesinó a Heath y que después me persiguió a mí, y que Neferet esta muy involucrada en eso y que se ha aliado con la Oscuridad. El Alto Consejo puede manejar a Neferet. ¡Demonios!, los adultos necesitan controlar el asqueroso desorden que ella esta intentando hacer de la vida, y controlarla a ella también”.

Sgiach no dijo nada, así que tomé aire y continué balbuceando. “Soy una niña. Diecisiete. Apenas. Soy un desastre en geometría. Mi español es una mierda. Y aún no puedo votar. Luchar contra la maldad no es mi responsabilidad—egresar de la escuela y, si Dios quiere, hacer el Cambio—eso si lo es. Mi alma ha sido destrozada y mi novio esta muerto. ¿No merezco un descanso? ¿Solo uno pequeño?”

Asombrándome completamente, Sgiach me sonrío y dijo, “Sí, Zoey, creo que lo mereces”.

“¿Significa que puedo quedarme aquí?”

“Todo el tiempo que quieras. Yo sé lo qué es sentir el peso del mundo a tu alrededor. Aquí, como ya dijiste, todos los demás tienen que tener permiso para entrar bajo mi orden—y la mayoría de las veces yo les ordeno que se mantenga alejados”.

“¿Y que pasara con la lucha contra la oscuridad y la maldad y todo eso?”

“Aun estará allí cuando regreses”.

“Wow. ¿En serio?”

“En serio. Quédate aquí en mi isla hasta que tu alma este realmente descansada y restaurada, y tu conciencia te diga que debes de regresar a tu mundo y a tu vida”.

Ignoré la punzada pequeña que sentí con la palabra conciencia. “Stark puede quedarse, también, ¿cierto?”

“Por supuesto. Una reina siempre debe de tener a su Guardián a su lado”.

“Hablando de eso”, dije rápidamente, contenta de desviar la conversación lejos del caos de conciencia y de la pelea contra el mal, “¿Cuánto tiempo Seoras ha sido tu Guardián?”

Los ojos de la reina se suavizaron y su sonrisa se hizo más dulce, más afectuosa, y aun más hermosa. “Seoras se convirtió en mi Fiel Guardián Jurado hace más de quinientos años atrás”.

“¡Sagrada Mierda! ¿Quinientos años? ¿Cuántos años tienes?”

Sgiach rió. “Después de un cierto punto, ¿no crees que la edad es irrelevante?”

“Y se que no es educado preguntar la edad de una chica”.

Aun sin que él diga algo, yo sabía que Seoras había entrado en la habitación. La cara de Sgiach solía cambiar cuando él estaba cerca. Era como si él encendiera un interruptor e hiciera brillar y suavizar algo en el interior de ella. Y cuando él la miraba a ella, solo por un momento, no lucia tan brusco ni tan marcado por la guerra y tampoco lucia como si fuera capaz de patearte-el-trasero si hablabas de él.

La reina se rio y tocó el brazo de su Guardián con una intimidad que yo esperaba poder encontrar un poco de lo que aquella pareja tenia junto a Stark. Y también seria genial si el fuera a llamarme chica después de quinientos años.

Heath me habría llamado su chica. Bueno, más bien solo chica. O tal vez solo Zo—siempre era solo su Zo.

Pero Heath estaba muerto y se había ido y nunca iba a llamarme de una nueva forma.

“Él te está esperando, joven reina”.

Sorprendida, clavé los ojos en Seoras. “¿Heath?”

La mirada del Guerrero era sabia y comprensiva—su voz fue tierna. “Aye[2], tu Heath probablemente espera por ti en alguna parte del futuro, pero es de tu Guardián del que hablo”.

“¡Stark! Oh, bien, ya despertó”. Sé que sonaba muy culpable. No tenía intención de pensar en Heath, pero era duro no hacerlo. Él había sido parte de mi vida desde que tenía nueve años—y el había muerto hace sólo unas semanas. Mentalmente me sacudí, me incliné rápidamente ante Sgiach, y empecé a caminar hacia la puerta.

“Él no esta en su recamara”, dijo Seoras. “El chico está junto a la arboleda. Pidió que le encontraras allí”.

“¿Esta fuera?” Hice una pausa, asombrada. Desde que Stark había regresado del Otro Mundo, él había estado demasiado débil como para hacer mucho más que comer, dormir, y jugar juegos de computadora con Seoras, lo cual era en verdad un extraño espectáculo—era como si en la escuela secundaria se conocieran ‘Corazón valiente[3]’ y ‘Call of Duty[4]’.

“Aye, ahora mismo la señorita esta preocupándose más por su maquillaje y no actúa como un guardián propiamente dicho”.

Pose mi puño en mi cadera y estreche los ojos hacia el viejo Guerrero. “Estuvo a punto de morir. Le hiciste picadillo. Estuvo en el Otro Mundo. Dale un poco de descanso. Jeesh”.

“Aye, bueno, él en realidad murió, ¿verdad?”

Puse mis  ojos en blanco. “¿Dijiste que esta en la arboleda?”

“Aye”.

“Okie dokie”.

Mientras pasaba rápidamente por la puerta, la voz de Sgiach me siguió. “Toma esa encantadora bufanda que compraste en el pueblo. Es una tarde fría”.

Pensé que era un poco extraño que Sgiach diga algo así. Quiero decir, sí, hacia frío (y generalmente era húmedo) en Skye, pero los novatos y los vampiros no sentían  los cambios en el clima como los humanos lo hacían. Pero bueno. Cuando una reina guerrera te decía que hagas algo, usualmente era mejor hacerlo. Así que me desvié hacia la enorme habitación que compartía con Stark y agarré la bufanda, que cubría el extremo de la cama. Era una cachemira de color crema, con hilos de oro tejido a través de ella, y pensé que probablemente se vería más bonita pendiendo en contra de las cortinas carmesís de la habitación, que alrededor de mi cuello.

Hice una pausa por un segundo, mirando hacia la cama que había estado compartiendo con Stark en las ultimas semanas. Me acurrucaba con él, sujetando su mano, y apoyando mi cabeza sobre su hombro mientras le observaba dormir. Pero eso era todo. Él aun no había intentado hacer bromas acerca de nuestros besuqueos.

¡Mierda! ¡Estaba muy mal herido!

Mentalmente me encogí de miedo mientras contaba las veces que Stark había sufrido debido a mi causa: Una flecha casi le había matado porque él se había antepuesto al disparo que era para mí; había sido cortado en rodajas para luego vencer contundentemente a una parte de sí mismo y así pasar al  Otro Mundo para unirse a mí; había sido mortalmente herido por Kalona porque creía que era la única manera de lograr unir los pedazos de mi misma en mí interior.

Pero yo le había salvado, también, me recordé a mí misma. Stark había estado en lo cierto—observar a Kalona tratarle brutalmente me hizo unirme, y por eso Nyx obligo a Kalona a soplar una astilla de su inmortalidad hacia el cuerpo de Stark, devolviéndole la vida y así pagar la deuda que tenia por haber matado a Heath.

Camine por el castillo que estaba hermosamente decorado, asintiendo hacia los Guerreros que se inclinaban respetuosamente ante mí, y pensé en Stark, y automáticamente acelere mi paso. ¿Qué estaba pensando él, arrastrándose hacia afuera después de lo que le había pasado?

Infiernos, no sabia lo que él estaba pensando. Él era diferente desde que habíamos regresado.

Bueno, por supuesto tenia que ser diferente, me dije a mí misma con  severidad, sintiéndome como mierda y desleal. Mi Guerrero había hecho un viaje hasta el Otro Mundo, murió, y fue resucitado por un inmortal, y luego fue jalado hacia un cuerpo que estaba débil y herido.

Pero antes de todo eso. Antes de haber regresado al mundo real, algo había ocurrido entre nosotros. Algo había cambiado para nosotros. O por lo menos yo había pensado que así era. Habíamos estado súper íntimos en el Otro Mundo. El bebiendo de mí había sido una experiencia increíble. Había sido más que el sexo. Sí, se había sentido muy bien. Realmente, realmente muy bien. Le había sanado, fortalecido, y—en cierta forma—algo que se había roto en mi interior, había regresado, dejando que mis tatuajes regresaran.

Y esta nueva cercanía con Stark había hecho que la perdida de Heath sea tolerable.

Así que ¿Por qué me sentía tan deprimida? ¿Qué estaba mal en mí?

Mierda. No lo sabía

Una madre lo sabría. Pensé en mi madre y sentí una soledad inesperada y terrible. Sí, ella lo había arruinado todo y básicamente había escogido a un nuevo marido por encima de mí, pero aun así, seguía siendo mi madre. La extrañaba, la pequeña voz dentro de mi cabeza lo admitió. Entonces negué con la cabeza. No. Yo aun tenia una "madre". Mi abuelita era eso y más para mí.

“Abuela te extraño”. Y después, por supuesto, me sentí culpable porque desde que había estado de regreso aquí, no la había llamado. Bueno, si, yo estaba muy segura de que mi Abuela ya sabia que mi alma estaba de regresó—que estaba a salvo. Ella siempre había sido muy intuitiva, especialmente conmigo. Pero debí de haberle llamado.

Sintiéndome muy decepcionada conmigo misma y triste, me mordí mi labio y envolví la bufanda de cachemira alrededor de mi cuello, abrazando los extremos mientras me abría paso a través del puente—que era mas como un foso—y el viento frío azotaba a mi alrededor. Los guerreros encendieron las antorchas mientras yo saludaba a los chicos que se inclinaban ante mí. Intenté no mirar los espeluznantes cráneos empalados que rodeaban las antorchas. En serio. Cráneos. Como si fueran personas reales y muertas. Bueno, todos ellos fueron viejos y perdieron su vitalidad y bastante carne, pero aun así, era repugnante.

Manteniendo mis ojos cuidadosamente evitándoles, seguí la senda elevada sobre el área pantanosa que rodeaba un lado del castillo. Cuando llegué a la angosta carretera gire a la izquierda. La Arboleda Sagrada empezaba a solo unos cuantos kilómetros lejos del castillo, que parecía que se extendía interminablemente en la distancia al otro lado de la calle. Yo sabia donde es que estaba no porque recordaba ser acarreada, como un cadáver, para ser llevaba hacia Sgiach. Sabia dónde era, porque fue allí donde estuve durante las últimas semanas, mientras Stark se recuperaba, me había sentido atraída por la arboleda. Cuando no estaba con la reina, o con Afrodita, o controlando a Stark, había tomado largas caminatas en su interior.

Me recordaba al Otro Mundo, y el hecho de tener ese recuerdo me reconfortaba y me asustaba, todo al mismo tiempo.

Sin embargo, yo había visitado la Arboleda Sagrada, o como Seoras le llamaba, el Croabh, pero yo siempre había venido a este lugar durante las horas diurnas. Nunca después de la puesta del sol. Nunca por la noche.

Camine a lo largo de la carretera. Las antorchas estaban alineadas en la calle. Proyectando sombras oscilantes en el borde de la arboleda, prestándole bastante luz a fin de que yo pudiera tener un indicio del musgoso, magia dentro del límite de los árboles sin edad. Lucia muy diferente sin el sol haciendo un dosel viviente de ramas. Ya no me era familiar, y sentí una sensación de vértigo a través de mi piel, mientras mis sentidos estaban en súper alerta.

Mis ojos siguieron a las sombras en la arboleda. ¿Eran más negras de lo que deberían de ser? ¿Había algo que no era correcto que estaba acechando por allí? Temblé, y es allí cuando un movimiento en la calle de más abajo atrapo mi vista. Mi corazón se movió erráticamente en mi pecho mientras miré con atención hacia adelante, medio esperando por las alas y la frialdad, la maldad y la locura…

Sin embargo, vi a lo que tenía a mi corazón moviéndose erráticamente por otras razones.

Stark estaba allí, de pie frente a dos árboles que se rodeaban entre si formando solo uno. Las ramas estaban entretejidas y estaban decoradas con tiras de tela anudadas—algunas eran de colores brillantes, algunos eran gastadas, descoloridas y andrajosas. Era la versión mortal del árbol que estaba en el Grove de Nyx en el Otro Mundo, pero solo porque este estaba en el mundo "real" no significaba que era menos espectacular. Especialmente cuando el chico quien estaba de pie frente a el, miraba fijamente a sus ramas, y llevaba puesto la manta escocesa de color tierra de los MacUallis, en la manera tradicional Guerrera, sujetando una daga, escárcelos y toda clase de sexy accesorios de cuero (como Damien decía) incrustadas con metal.

Clavé los ojos en él como si no le hubiera visto por años. Stark lucia muy fuerte y saludable y completamente primoroso. Me distraje al preguntarme lo que los chicos escoceses, hicieron, o no hicieron al usar esas faldas escocesas cuando él se giro para afrontarme.

Su sonrisa iluminó sus ojos. “Casi puedo oírte pensando”.

Mis mejillas se calentaron instantáneamente, especialmente porque Stark tenía la capacidad de sentir mis emociones. “Se supone que no debes de estar escuchándome a escondidas a menos que yo esté corriendo peligro”.

Su sonrisa se volvió arrogante y sus ojos centellearon con picardía. “Entonces no pienses tan alto. Pero estas en lo correcto. No debería de haber escuchado a escondidas ya que sabia que no estabas en peligro”.

“Tonto-bobo”, le dije, pero no pude evitar devolverle la sonrisa.

“Sep, ese soy yo, pero soy un tonto-bobo listo”.

Stark me ofreció su mano cuando llegue a su lado, y nuestros dedos se entrelazaron juntos. Su toque era cálido—su mano era fuerte y firme. Y me acerque a él tanto que pude ver que aún tenia sombras debajo de sus ojos, pero ya no estaba tan pálido. “¡Ya eres tu mismo otra vez!”

“Seh, me ha tomado un rato; mi sueño ha sido extraño—no tan descansado como solía ser, pero era como si un interruptor se rompiera en mí interior hoy, y finalmente me recargué”.

“Me alegro. He estado tan preocupada por ti”. Mientras se lo decía me di cuenta qué eso era verdad, y entonces murmuré, “También te he extrañado”.

Él apretó mi mano y me acerco mucho más a él. Toda su alegría arrogante se había evaporado. “Lo sé. Te he sentido distante y asustada. ¿Qué esta sucediendo?”

Comencé a decirle que él estaba equivocado—que solo estaba dándole su espacio para que pueda mejorarse, pero las palabras se formaron y salieron  de mis labios eran muy honestas. “Has sido lastimado por mi causa”.

“No fue debido a ti, Z. He estado muy herido porque eso es lo que hace la Oscuridad—intenta destruir a aquéllos de nosotros que luchan por Luz”.

“Sí, bueno, espero que la Oscuridad fastidie a alguien más por un tiempo y te deje descansar”.

Él me chocó con su hombro. “Yo sabia en lo que me estaba metiendo cuando hice mi juramento ante ti. Fui impasible con eso en ese entonces—y aun lo soy ahora—y aun lo estaré dentro de cincuenta años. Y, Z, realmente no me hace sentir muy varonil y como tu Guardián cuando dices que la Oscuridad me fastidia”.

“Mira, estoy hablando en serio. ¿Quieres saber lo que pasa conmigo?, bien, he estado preocupada de que hayas salido muy herido.” Vacilé, y luche contras las inesperadas lágrimas mientras finalmente entendía. “Tan mal que no ibas a mejorarte. Y también, que fueras a dejarme”.

La presencia de Heath era tan tangible entre nosotros que casi espere  verle dando un paso desde la arboleda y decir ‘Hey, Zo. No llores. Tienes muchos mocos cuando lloras’. Y por supuesto aquel pensamiento solo hizo que todo fuera más difícil para mí, pero no tenia que llorar.

“Escúchame Zoey. Soy tu Guardián. Tu eres mi reina; Eso es más que una Alta Sacerdotisa, así que nuestra unión es incluso más fuerte que la de un normal Guerrero Jurado”.

Pestañeé difícilmente. “Eso es bueno, porque tengo la impresión de que todo lo malo sigue intentando separarme de todos los que amo”.

“Nada me alejará de ti, Z. Dije eso en mi juramento”. Él sonrió, y había tal confianza y amor en sus ojos que hizo que mi respiración se atragantara  en mi garganta. “Nunca te desharás de mí, mo ri Bann[5]”.

“Ok”, dije suavemente, apoyando mi cabeza contra su hombro mientras él me llevo al círculo de sus brazos. “Estoy cansada de todo este asunto”.

Él besó mi frente, murmurando contra de mi piel, “Sí, yo, también”.

“En realidad, pienso que la verdad es que estoy muy cansada. Por un tiempo. Necesito recargarme, también”.  Le contemplé. “¿Estaría bien si nos quedáramos aquí? Yo no quiero irme y volver a…para…” Vacilé, sin saber cómo poner lo que sentía en palabras.

“Hacia todo—lo bueno y lo malo. Sé lo que quieres decir”, dijo mi Guardián. “¿Estará bien eso para Sgiach?”

“Ella dijo que podríamos quedarnos hasta que mi conciencia me deje,” dije, sonriendo torcidamente. “Y ahora mismo mi conciencia definitivamente me lo esta permitiendo”.

“Eso suena bien para mí. No tengo ninguna prisa por regresar a todo el drama que Neferet tiene esperando para nosotros”.

“¿Así que nos quedaremos por un tiempo?”

Stark me abrazo. “Nos quedaremos hasta que tu digas que debemos de irnos”.

Cerré mis  ojos y descansé en los brazos de Stark, sintiendo como un enorme peso había sido quitado de mí. Cuando él pregunto, “Hey, ¿quieres hacer algo conmigo?”

Mi respuesta fue fácil e instantánea: “Sip, lo que sea”.

Podía sentirle riéndose. “Esa respuesta me da ganas de cambiar lo qué iba a pedirte que hagamos”.

“No ese tipo de cosas”. Le di un pequeño empujón, si bien sentía olas de alivio al ver a Stark actuando como el antiguo Stark de nuevo.

“¿No?” Su mirada fue de mis ojos hacia mis labios, y repentinamente empezó a lucir menos arrogante y más hambriento—y esa mirada hizo a mi estómago temblar. Luego se inclino y me besó, duro y largo, dejándome completamente sin aliento. “¿Segura de que no me refiero a ese tipo de cosas?” Él preguntó, su voz era más gruesa y rasposa que lo normal.

“No. Sí”.

Él sonrió abiertamente. “¿Entonces que es?”

“No lo sé. No puedo pensar cuando me besas de esa manera”, le dije honestamente.

“Entonces tendré que besarte más de es manera”, él dijo.

“Ok”, dije, sintiéndome débil de las rodillas y extrañamente mareada.

“Ok”, él repitió. “Pero más tarde. Ahora mismo voy a mostrarte lo fuerte que es un Guardián, el cual yo soy,  y también te hare la original pregunta que iba a hacerte”. Él metió la mano en el bolsón de cuero que estaba atado a través de su cuerpo y sacó una tira larga, y estrecha de tela escocesa MacUallis, alzándola para que pudiera flotar suavemente por la brisa. “Zoey Redbird, ¿vincularías tus deseos y tus sueños del futuro conmigo, en un nudo en este el árbol colgante?”

Vacilé por sólo un segundo—sólo lo suficiente como para sentir el dolor punzante que era la ausencia de Heath, la ausencia de un hilo futuro que nunca podría ser—y luego cerré mis ojos ante las lágrimas y le contesté a mi Guardián Guerrero.

“Sí, Stark, vincularé mis deseos y mis sueños del futuro contigo”.

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