domingo, 9 de enero de 2011

Ya subimos hasta el 4to Capítulo de Awakened en español!

Sacado de Dark Patience
Zoey
Traducido por Daniela


¿Qué tengo que hacer qué con mi bufanda de cachemira?”

“Tienes que rasgar una tira de ella.”

“¿Estás seguro?”

“Si, Seoras me dio las instrucciones directamente. Eso y un puñado de comentarios de sabelotodo sobre que mi educación era lamentablemente pobre y algo acerca de no saber sobre mi arse[1] en mi oído o mi codo, y también algo sobre mi siendo una fanny[2], y no se que diablos significa eso.”

“¿Fanny? ¿Cómo el nombre de una niña?”

“No lo creo….”

Stark y yo sacudimos la cabeza, totalmente de acuerdo sobre Seoras y su rareza.

“De cualquier forma,” continuó Stark, “él dijo que los pedazos de tela tienen que ser de algo que sea mío y algo que sea tuyo, y que tiene que ser especial para cada uno.” Él sonrió y tiró de mi reluciente, costosa y hermosa bufanda nueva. “Te gusta mucho esta cosa, ¿cierto?”

“Si, lo suficiente como para no querer rasgarla.”

Stark rió y tomo, sacó su daga de la funda en su cintura y me la entregó. “Bien, entonces eso amarrado con mi tartán[3] hará un nudo muy fuerte entre nosotros.”

“Si, pero ese tartán no te costo ochenta euros, que es más que cien dólares. Creo,” murmuré mientras tomaba la daga.
En lugar de permitirme quitarle la daga, Stark dudó. Sus ojos encontraron los míos. “Tienes razón. No me costó dinero. Me costó sangre.”

Dejé caer mis hombros. “Lo siento. Escúchame, lloriqueando por dinero y por una bufanda. ¡Diablos! Estoy empezando a sonar como Afrodita.”

Stark giró la daga de forma que quedó presionando su pecho sobre su corazón. “Si te conviertes en Afrodita me apuñalare a mi mismo.”

“Si me convierto en Afrodita, apuñálame a mi primero.” Cogí la daga, y esta vez él me la dio.

“Trato hecho.” Él sonrió.

Trato hecho.” Dije y entonces perforé  el borde con flecos de mi bufanda nueva y con un rápido tirón arranqué una tira larga y delgada de ella. “¿Y ahora qué?”

Escoge una ramaSeoras dijo que se supone que yo debo sostener mipedazo, y  el tuyo. Los amarramos juntos, y el deseo que hagamos para nosotrosse unirá.”

“¿En serioEso es súper romántico.”

“Si, lo .” Se estiró y trazó mi mejilla con un dedo. “Me hace desear que yolo hubiera inventado solo para ti.”

Lo mire a los ojos y dije exactamente lo que estaba pensando. “Eres el mejor Guardián de todo el mundo.”

Stark sacudió la cabeza, y su expresión se volvió seria. “No lo soy. No digas eso.”

Como él había hecho conmigo, tracé su mejilla con un dedo. “Para mí, Stark. Para mí eres el mejor Guardián del mundo.”

Él se relajó un poco. “Por ti, trataré de serlo.”

Sus ojos se dirigieron al antiguo árbol. “Ahí.” Señalé una rama baja que guindaba cerca a nosotros, creando con hojas y ramas lo que parecía un corazón perfecto. “Ese es nuestro lugar.”

Fuimos hacia el árbol juntos. Entonces, como el Guardián de Sgiach había dicho, Stark y yo amarramos juntos el tartán MacUallis de color terroso y mi brillante tira de color crema. Nuestros dedos se rozaron mientras atábamos la última parte del nudo, nuestras miradas se encontraron.

“Mi deseo para nosotros es que nuestro futuro sea fuerte, justo como este nudo,” dijo Stark.

“Mi deseo es que nuestro futuro sea estar juntos, justo como este nudo,” dije.

Sellamos nuestros deseos con un beso que me dejo sin aliento. Estaba inclinándome hacia Stark para besarlo cuando tomó mi mano en la de él y dijo, “¿Me dejarías mostrarte algo?”

“Sí, claro.” Dije, pensando que justo en ese momento le hubiera permitido mostrarme cualquier cosa.

Empezó a llevarme hacia la arboleda, pero sintió mi duda porque apretó mi mano y se volvió para sonreírme. “Oye, no hay nada aquí que pueda hacerte daño, y si lo hubiera, te protegería. Lo prometo.”

“Lo sé. Perdón.” Tragué el pequeño y extraño nudo de temor que se había formado en mi garganta, apreté su mano, y caminamos hacia la arboleda.

“Regresaste, Z. De verdad. Y estás a salvo.”

“¿No te recuerda al Otro Mundo también?” hablé suavemente y Stark tuvo que inclinarse para oírme.

“Si, pero de buena forma.”

“A mí también, la mayoría del tiempo. Siento cosas aquí que me hacen pensar en Nyx y su reino.”

“Creo que tiene que ver con lo antiguo que es este lugar, y lo apartado que ha estado del mundo. Bueno, es por aquí.” Dijo. “Seoras me estaba contando sobre esto, y habia venido a verle antes de que vinieras. Esto es lo que quería mostrarte.” Stark señalo un poco más adelante hacia nuestra derecha, y yo jadeé complacida. Uno de los árboles estaba brillando. Desde el interior de las escarpadas líneas de su gruesa corteza, una suave luz azul brillaba, como si el árbol tuviera venas luminosas.

“¡Es increíble! ¿Qué es?”

“Estoy seguro de que hay alguna explicación científica… probablemente algo sobre plantas-con-fosforo y todo eso, pero prefiero pensar que es mágico, magia escocesa,” dijo Stark.

Lo miré y le sonreí, y tiré de su tartán.

“Me gusta llamarlo mágico también. Y hablando de cosas escocesas, me estas gustando seriamente verte en ese traje.”

Él se miró a sí mismo. “Si, es raro que lo que básicamente es un vestido hecho de lana pueda verse tan varonil.”

Me reí. “Me gustaría oírte  decirle a Seoras y el resto de los Guerreros que están usando vestidos de lana.”

“Diablos, no. Acabo de regresar del Otro Mundo, pero eso no significa que tengo deseos de muerte.” Entonces pareció reconsiderar lo que le acababa de decir y agregó, “Te gusto en esto, ¿no?”

Cruce mis brazos y caminé en círculos a su alrededor, mirándolo detalladamente mientras él me observaba. Los colores del tartán MacUallis siempre me recordaban a la tierra, extrañamente a la tierra roja de Oklahoma para ser exactos. Ese distintivo marrón oxidado mezclado con hojas recién cambiadas más claras y ese gris-oscuro que me recodaba a las cortezas, y la claridad de las hojas. Él lo usaba en la forma antigua, como Seoras le había enseñado, doblando todos esos metros de tela a mano y después envolviéndose con ella y asegurándola con cinturones y geniales broches viejos (excepto que creo que lo Guerreros no los llamaban broches). Tenía otra pieza de tartán que podía recoger sobre sus hombros, lo cual era bueno ya que exceptuando ese cinturón de cuero entrecruzado, todo lo que él usaba sobre su pecho era una camiseta sin mangas que dejaba mucha piel al descubierto.

Él aclaró su garganta. Su media sonrisa lo hacía parecer un poco infantil y medio nervioso. “¿Y bien? ¿Aprobé su inspección, mi reina?”

“Totalmente.” Sonreí. “Con una gran A+.”

Me gustó que aunque él fuera un gran y fuerte Guardián, se viera aliviado. “Me alegra escucharlo. Mira que tan útil es toda esta lana.” Tomó mi mano y me guió más cerca al árbol centelleante, y se sentó, extendiendo parte de su tartán sobre el musgo. “Toma asiento, Z.”

“No importa si lo hago,” dije, acurrucándome a su lado. Stark me acercó entre sus brazos y dobló el borde el tartán sobre mí para que estuviera calientita, envuelta en lo que parecía como un adorable sándwich de Guerrero y tartán.

Nos quedamos ahí, de esa forma, por lo que pareció mucho tiempo. No hablamos. En lugar de eso, caímos en un hermoso y cómodo silencio. Se sentía bien estar en los brazos de Stark. A salvo. Y cuando sus manos comenzaron a moverse, trazando el patrón de mis tatuajes, primero en mi cara y después bajando por mi cuello, se sintió bien también.

“Me alegra que hayan vuelto,” dijo Stark suavemente.

“Fue gracias a ti,” susurré como respuesta. “Por cómo me hiciste sentir en el Otro Mundo.”

Él sonrió y besó mi frente. “¿Te refieres a asustada y aterrorizada?”

“No,” dije, tocando su cara. “Me hiciste sentir viva de nuevo.”

Sus labios fueron de mí frente a mi boca. Me besó profundamente y después, contra mis labios, dijo, “Es bueno oír eso, porque todo lo que pasó con Heath, y el casi haberte perdido, realmente me hizo darme cuenta de algo que antes solo intuía. No puedo vivir sin ti, Zoey. Tal vez yo solo seré tu Guardián, y tú tendrás otro consorte o hasta una pareja, pero quien quiera que sea que tengas en tu vida no cambiará lo que yo soy para ti. Nunca me volveré a enojar y a poner celoso otra vez ni te dejaré. Sin importar nada. Lidiaré con otros hombres, y eso no nos cambiará. Lo juro.” Suspiró y después presionó su frente contra la mía.

“Gracias,” dije. “Aunque eso suene como si me estuvieras regalando a otros hombres.”

Él se inclinó hacia atrás, me frunció el ceño, y dijo, “Eso es pura mierda, Z.”

“Bueno, acabaste de decir que está bien para ti si yo estoy….”

“¡No!” él me sacudió un poco. “No dije que me parecía bien que estuvieras con otros hombres, dije que no dejaría que eso rompiera lo que tenemos nosotros.”

“¿Qué tenemos?”

“El uno al otro. Para siempre.”

“Eso es suficiente para mí, Stark.” Entrelacé mis brazos alrededor de sus hombros. “¿Harías algo por mí?”

“Si, lo que sea.” Imitó mi respuesta, haciéndonos sonreír a los dos.

“Bésame como lo hiciste antes, de forma que no pueda pensar.”

“Puedo con eso.” Dijo.

El beso de Stark comenzó muy lento y dulce, pero no se quedó así por mucho tiempo. Mientras su beso se profundizaba, sus manos empezaron a explorar mi cuerpo. Cuando encontró el borde de mi camiseta dudó, y fue durante ese pequeño momento de duda que tome una decisión. Quería a Stark. Lo quería todo de él. Me alejé de él para poder mirarlo a los ojos. Los dos estábamos respirando pesadamente y él automáticamente se acercó a mí, como si no pudiera soportar no estar presionado contra mi cuerpo.

“Espera.” Puse mi mano contra su pecho.

“Perdón.” Su voz sonaba ronca. “No fue mi intención ir tan rápido.”

“No, no es eso. No estas yendo demasiado rápido. Yo solo quería…bueno…” dudé, tratando de hacer que mi mente trabajara en medio de la niebla de deseo que estaba sintiendo por él. “Ah, diablos. Te mostraré lo que deseo.” Antes de que pudiera ponerme tímida o avergonzada, me paré. Stark me observaba con una expresión que era curiosidad mezclada con deseo, pero cuando me quité la camiseta, desabotoné y me quité mis jeans, la curiosidad se esfumó y sus ojos parecieron oscurecerse con deseo. Me recosté de nuevo, regresando a la seguridad de sus brazos, amando la sensación de la aspereza de su tartán contra la suavidad de mi piel desnuda.

“Eres tan hermosa,” dijo Stark, recorriendo el patrón del tatuaje que se envolvía alrededor de mi cintura. Su caricia me hizo temblar. “¿Tienes miedo?” me preguntó, arrastrándome más cerca.

“No tiemblo porque esté asustada,” susurré contra sus labios entre besos. “Estoy temblando por lo mucho que te deseo.”

“¿Estás segura?”

“Absolutamente segura. Te amo, Stark.”

“Yo también te amo, Zoey.”

Entonces, Stark me tomó entre sus brazos, y con sus manos y sus labios bloqueó el mundo, haciéndome pensar solamente en él, querer solamente estar con él. Su contacto desvaneció entre la niebla del pasado el horrible recuerdo de Loren y el error que había cometido al entregarme a él. Al mismo tiempo, Stark calmó el dolor que quedó en mí por la pérdida de Heath. Siempre extrañaría a Heath, pero él había sido humano, y mientras Stark me hacía el amor entendí que tendría que despedirme de Heath eventualmente.

Stark era mi futuro, mi Guerrero, mi Guardián, mi amor.

Cuando Stark desenvolvió el tartán MacUallis de alrededor de su cuerpo y yació desnudo a mi lado, se inclinó y primero sentí su lengua contra el pulso en mi cuello, y después un breve e interrogante toque de sus dientes.

“Si,” dije, sorprendida por el sonido ahogado y desconocido de mi voz. Giré mi cuerpo de forma que los labios de Stark presionaran más firmemente contra mi cuello, mientras yo besaba la fuerte y suave pendiente donde su hombro se unía con su bíceps. Con mi propia pregunta sin palabras, dejé que mis dientes rasparan su piel.

“Oh, diosa, ¡sí! Por favor, Zoey. Por favor.”

No pude esperar más tiempo. Penetré su piel en el mismo momento en el que él mordía suavemente mi cuello, y con el cálido y dulce sabor de su sangre, mi cuerpo se llenó con nuestros sentimientos compartidos. El vínculo entre nosotros era como fuego, quemaba y consumía, casi dolorosamente con su intensidad. Casi insoportable con su placer. Nos aferramos el uno al otro, bocas contra la piel, cuerpo contra cuerpo. Todo lo que podía sentir era a Stark. Todo lo que podía oír era el latido de nuestros corazones, moviéndose juntos al mismo tiempo. No podía distinguir en donde terminaba yo y empezaba él. No podía distinguir que placer era el mío y cuál era el de él. Después, mientras estaba en sus brazos, con nuestras piernas entrelazadas, nuestros cuerpos todavía empapados con sudor, alcé una silenciosa plegaria a mi Diosa: Nix, gracias por darme a Stark. Gracias por dejarlo amarme.










No dejamos la arboleda en horas. Más tarde, recordaría esa noche como una de las más felices de mi vida. En el caos del futuro, el recuerdo de haber estado entre los brazos de Stark, compartiendo caricias y sueños, y por ese momento en el tiempo haber estado total y completamente feliz, sería algo que atesoraría, como el cálido resplandor de una vela en la más oscura de las noches.

Mucho después caminamos lentamente de regreso al castillo. Nuestros dedos entrelazados, nuestros costados rosándose íntimamente.

Acabábamos de pasar el puente del foso y yo había estado tan envuelta en Stark que ni siquiera había notado las cabezas empaladas. En realidad, no había notado mucho de nada hasta que irrumpió la voz de Afrodita.

“Oh, mierda. ¿Podrían ustedes dos ser más obvios?”

Levanté mi cabeza soñadoramente del hombro de Stark y vi a Afrodita parada en un círculo de luz de las antorchas en la entrada del castillo, zapateando enojadamente.

“Mi belleza, déjalos en paz. Se han ganado su parte de felicidad.” La profunda voz de Darius salió de las sombras al lado de ella.

Una fina ceja rubia se levantó burlonamente. “No creo que felicidad es el pedazo que ella le acaba de dar a Stark.”

“En serio, incluso tu crudeza no puede molestarme en este momento,” le dije.

“Aunque sí puede molestarme a mí,” dijo Stark. “¿No deberías estar tirando de las alas de las gaviotas o de las garras de los cangrejos?”

Afrodita actuó como si Stark no hubiera hablado y caminó hacia mí. “¿Es eso cierto?”

“¿Qué cosa? ¿Qué eres un dolor en el trasero?” dije.

Stark resopló. “Eso definitivamente es cierto”

“Si es cierto, entonces tendrás que decírselo. No voy a escucharle lloriquear.” Afrodita agitó su iPhone, usándolo para puntualizar sus palabras.

“Dios, estas actuando demasiado loca, hasta para ti,” dije. “¿Necesitas una terapia de compras de intervención? ¿Qué. Es. Cierto?” hablé lentamente, pretendiendo que ella era una estudiante de Español como segunda lengua.

“¿Es cierto lo que me acaba de decir la Reina de Toda la Maldita Cosa Skye, de que no se irán con nosotros mañana? ¿Qué se quedarán aquí?”

“Oh.” Arrastre los pies preguntándome por qué debería sentirme culpable. “Sí, es cierto.”

“Genial. Simplemente genial. Entonces, como dije antes, tú debes decírselo.”

“¿A quién?”

“Jack. Aquí. Él va a romper en llanto y mocos, y va a arruinar su maquillaje, lo que lo hará lloriquear aún más. Y no quiero tener nada que ver con llanto gay. Para nada.”

Afrodita presionó la pantalla de su celular. Estaba sonando cuando me lo entregó. Jack sonaba tierno pero a la defensiva cuando contestó.

“Afrodita, si vas a decir algo más cruel sobre el Ritual, entonces creo que no deberías decir absolutamente nada. Además, no voy a escucharte porque estoy ocupado desafiando la gravedad. Es todo.”

“Um, hola, Jack,” dije.

Casi podía ver su sonrisa relampaguear a través del teléfono. “¡Zoey! ¡Hola! Ooooh, es tan genial que no estés muerta, o hasta medio muerta. Oh, oh, ¿Afrodita te dijo lo que estamos planeando para mañana para cuando regreses? ¡Oh, mi diosa, será totalmente genial!”

“No, Jack. Afrodita no me dijo porque…”

“¡Mejor! Así puedo decírtelo yo. Entonces, vamos a tener un Ritual de Celebración especial de Hijas e Hijos Oscuros, como con nombres propios y todo porque el que tú te hayas recuperado y no estés rota es un gran asunto.”

“Jack, tengo que…”

“No, no, no tienes que hacer nada. Lo tengo todo bajo control. Hasta tengo planeada la comida, bueno, con la ayuda de Damien, claro. Me refiero…”

Suspiré y espere a que tomara aliento.

“Ves, te lo dije.” Dijo Afrodita entre dientes mientras Jack parloteaba. “Va a gritar cuando revientes su pequeña burbuja rosada.”

“….y mi parte favorita es cuando entras al círculo y yo este cantando ‘Desafiando la Gravedad’. Tu sabes, como Kurt lo hizo en Glee, excepto que yo si voy a alcanzar esa nota alta. Entonces, ¿qué te parece?”

Cerré los ojos, respiré profundamente, y dije, “Creo que eres un muy buen amigo.”

“¡Oooh! ¡Gracias!”

“Pero debemos posponer el Ritual.”

“¿Posponerlo? ¿Por qué?” desde ya su voz empezó a sonar temblorosa.

“Porque…” dude. Diablos. Afrodita tenía razón. Él probablemente si iba a llorar.

Stark tomo con suavidad el teléfono de mi mano y pulsó el botón de altavoz.

“Hola, Jack,” dijo.

“¡Hola, Stark!”

“¿Podrías hacerme un favor?”

“¡Oh mi diosa! ¡Por supuesto!”

“Bueno, todavía estoy recién salido del Otro Mundo y todo eso. Afrodita y Darius volverán mañana, pero Zoey se quedará aquí en Skye conmigo mientras recupero fuerzas. Entonces, ¿podrías decirle a todos que no regresaremos a Tulsa hasta dentro de un par de semanas, más o menos? ¿Solo decirle a todos y suavizar las cosas?”

Contuve el aliento, esperando las lágrimas, pero en lugar de eso Jack sonó totalmente mayor y maduro. “Por supuesto. No te preocupes por nada, Stark. Le diré a Lenobia y a Damien y a todos. Y Z, no hay problema. Definitivamente podemos posponerlo. Me dará más tiempo para practicar mi canción y descubrir cómo hacer espadas de origami para la decoración. Pensé en colgarlas con nylon transparente para que se vea como, tu sabes, como si estuvieran desafiando la gravedad.”

Sonreí y musité un gracias a Stark. “Suena perfecto, Jack. No me preocuparé por nada si sé que tú estás a cargo de la decoración y de la música.”

La risa de felicidad de Jack resonó. “¡Será un Ritual estupendo! Espera y verás. Stark, solo mejórate. Oh, y Afrodita, no deberías asumir que voy a romper en llanto al primer indicio de cambio de los planes de fiesta.”

Afrodita frunció el ceño hacia el teléfono. “¿Cómo diablos sabías que eso era lo que asumía?”

“Soy gay. Se cosas.”

“Lo que sea. Di adiós, Jack. Mi teléfono está corriendo,” dijo Afrodita.

“¡Adiós, Jack!” dijo Jack riendo, mientras Afrodita le arrebataba el teléfono a Stark y terminaba la llamada.

“Eso fue mejor de lo que tu esperabas que sería,” le dije a Afrodita.

“Si, ‘ella’ lo tomó bien. Me pregunto cómo lo tomará la otra, ya que ella es exponencialmente peor que la señorita Jack.”

“Mira Afrodita, Damien no es un gay cambiante[4], no es que eso sea algo malo. Pero realmente desearía que fueras más amable con ellos.”

“Ay, por favor. No estoy hablando sobre tus gays. Estoy hablando sobre Neferet.”

“¡Neferet!” mi voz era aguda. Hasta odiaba pronunciar su nombre. “¿Qué has sabido de ella?”

“Nada, y es exactamente por eso por lo que estoy preocupada. Pero, oye, Zoey, no te preocupes por eso. Después de todo, tú vas a estar aquí, en Skye, con un millón de tipos gigantes y fuertes, y Stark, para protegerte, mientras el resto de nosotros los simples mortales continuaremos con todo esa batalla épica del bien vs. él mal, Oscuridad vs. Luz, bla, bla, etcétera, ad nauseam[5].” Afrodita se giró y pisoteó subiendo las escaleras principales del castillo.

“¿Afrodita es una simple mortal? Pensé que su nivel de dolor en el trasero estaba mucho más allá de lo simple,” dijo Stark.

“¡Escuche eso!” gritó Afrodita sobre su hombro. “Oh, y para tu información, Z, tuve una emergencia de equipaje, en el sentido de que no tengo suficiente, entonces voy a confiscar esa maleta que compraste el otro día. Me iré a hacer las maletas. Hasta luego, campesinos.” Tiró la gruesa puerta de madera del castillo, lo que realmente tomaba bastante esfuerzo.

“Ella es magnífica,” dijo Darius, sonriendo orgullosamente mientras saltaba las escaleras y seguía a Afrodita.

“Se me ocurren muchas palabras con que ella podría ser. Magnífica no es una de ellas,” se quejó Stark.

“Se me ocurren maniática mala,” dije.

Mierda, se me ocurre a mí,” dijo Stark.

“¿Mierda?”

“Creo que ella está llena de basura, pero esas son muchas palabras y no comienzan con m, entonces eso fue lo mejor que se me ocurrió,” dijo.

“Jejeje,” dije. Luego, entrelacé mi brazo con el suyo. “Solo estás tratando de distraerme del asunto de Neferet, ¿cierto?”

“¿Está funcionando?”

“La verdad, no.”

El brazo de Stark se deslizó a mí alrededor. “Entonces tendré que mejorar mis habilidades de distracción.”

Brazo con brazo, caminamos hacia la entrada del castillo. Deje que Stark me sorprendiera con su lista de palabras que empezaban con m que le cuadraban a Afrodita más que magnífica, y trató de recuperar el sentimiento de completa felicidad que había estado sintiendo tan reciente y tan brevemente. Me repetía a mí misma que Neferet estaba a un mundo de distancia, y que los adultos de ese mundo podían manejarla.

Mientras Stark abría la puerta del castillo para mí, algo captó mi atención hacia arriba y mis ojos vieron la bandera que ondulaba orgullosamente sobre el dominio de Sgiach. Me detuve, apreciando la belleza del poderoso toro negro con la silueta de una Diosa brillante entre su cuerpo. Justo en ese momento, un rastro de niebla se levantó de las aguas que franqueaban el castillo, alterando mi vista de la bandera y cambiando el toro negro por uno fantasmalmente blanco mientras borraba la imagen de la Diosa por completo.

El miedo se deslizó a través de mi cuerpo.

“¿Qué pasa?” instantáneamente alerta, Stark se movió a mi lado.

Parpadeé. La niebla se disipó y la bandera cambió nuevamente a su forma original.

“Nada,” dije rápidamente. “Solo estoy siendo paranoica.”

“Oye, estoy justo aquí. No tienes que estar paranoica; no tienes que preocuparte. Yo puedo protegerte.”

Stark me tomó entre sus brazos y me sostuvo fuertemente, bloqueando el mundo exterior y lo que mi instinto estaba tratando de decirme.

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